21 mar 2013

SEXUALIDAD.-Minitemas.3


Preguntas habituales acerca del sexo

¿A qué edad se empieza a practicar el sexo?
Depende de las características de la sociedad en que uno se mueva, y de su entorno personal. El "juego sexual" en niños suele aparecer alrededor de los cinco años, y hacia los once, casi la mitad de niñas y niños han tenido alguna experiencia en jugar a médicos, o a papás y mamás.

La masturbación es practicada por más del 90 por ciento de varones, En mayor o menor grado, a partir de los 9-10 años. Las mujeres se masturban menos (entre un 65 y 70 por ciento), pero también empiezan a esta edad, por regla general.
Las relaciones de pareja, con o sin penetración, empiezan cada vez a más temprana edad. Conviene aleccionar a los jóvenes a partir de los 13 - 14 años, para evitar sorpresas desagradables.

¿Cuál es la frecuencia adecuada?
La que marque la edad y las ganas de cada cual. Las mujeres suelen quedar satisfechas con uno o dos orgasmos semanales, en tanto que muchos varones suspiran por más de tres. No hay reglas. Desde un orgasmo o más al día, hasta dos o tres al año, pueden ser suficientes si el protagonista así lo considera.

La edad en que el hombre es más potente, y consigue el máximo de orgasmos, viene a estar entre los 15 y los 25 años. Las mujeres empiezan y acaban más tarde: la plenitud de vida sexual en mujeres se acrecienta entre los 35 y los 50 años. Esa es la edad en que las mujeres pueden buscar amantes jóvenes, que encajan mejor con sus renovados arrebatos. En cambio, los hombres de más de 40 años (no digamos de más de 50 y de 60) buscan amantes más jovencitas, que encajarán mejor con su incipiente decrepitud en cuanto a ganas de jaleo (aparte de resultar más vistosas como signos de prestigio social).

¿Es fácil el orgasmo simultáneo?
No es fácil, y resulta bastante engorroso. Se convierte la relación sexual en una especie de competición gimnástica.

Es posible que haya parejas que sincronicen perfectamente sus orgasmos. Hay gente para todo. Pero en la mayor parte de las parejas resulta un modo de exigencia que puede causar más preocupación que otra cosa.

Tenga cada cual su orgasmo, antes o después, y aquí paz y después gloria.

¿Qué debo hacer si solamente tengo orgasmos cuando me acarician, o me acaricio, el clítoris?
Como dice Pierre Louys en el "Manual de educación para señoritas", dar gracias a Dios por haberlo creado.

No eres extraña ni anormal si solamente tienes orgasmos acariciando el clítoris (o cualquier aposento de la plataforma orgásmica). Para esto están.

Pero el acto sexual es lo más normal, ¿o no?
Digamos que es lo que tiene mejor marketing. Pero, en el fondo, es más difícil para la mujer tener orgasmos con el acto sexual que con cualquier otra fórmula. Y más cansado. Y de más riesgo.

El preservativo me quita placer
A ti, y a mucha gente. Pero es imprescindible cuando se quieren evitar riesgos. Resignación.

Una alternativa: practicar el peeting (sin contactos bucogenitales si lo que se trata es de evitar riesgos de contagio) y la masturbación mutua.

¿Son adecuados los contactos bucogenitales, el sexo oral?
Si la gente se lava bien antes, y no hay riesgo de contagio en cuanto a enfermedades, no hay nada en contra. Hay personas que lo consideran divertido. Otros, una cochinería. Las parejas deben negociar estos contactos, y adaptarse con el máximo respeto a las ideas del otro.

¿La edad es importante?
Sobre todo en el varón, pues con la edad aumenta el periodo refractario. Un joven de veinte años puede tener varios orgasmos en un día, con toda tranquilidad. El periodo refractario no excede algunos minutos. A los sesenta años...puede durar varios días. Hay muchas diferencias individuales.

Lo importante es mantener una actividad sexual continuada, adaptada a los deseos de ambos miembros de la pareja.

¿Y la menopausia?

No debería ser impedimento. La excitación sexual de la mujer no depende de la secreción de hormonas femeninas, sino de aspectos psicológicos. En algunas mujeres la menopausia añade tranquilidad (ya no existe riesgo de embarazo). En otras,significa una frustración porque creen que "dejan de ser mujeres". Ello es debido a la sobrevaloración del papel de "maternidad" aplicado a las mujeres en ciertos ambientes sociales. Cuando las niñas tienen la regla se les dice "ya eres mujer" (antes ¿qué eran?). Cuando la regla les abandona pueden pensar que su papel se devalúa.

¿Y en la tercera edad?
Más de lo mismo. La mujer no pierde capacidad para tener orgasmos, y nunca, nunca, tiene periodo refractario. El hombre disminuye la frecuencia de sus orgasmos, y también percibe que necesita más tiempo para conseguir erecciones, o que estas no son tan llamativas, o que tarda más en eyacular, o que acaba más cansado. Se trata de tener en cuenta estas variaciones, aceptarlas, y actuar en consecuencia.

¿Cuál es el papel de las hormonas?
Las hormonas juegan un papel, aunque no tan preponderante como en los animales. Las hormonas masculinas tienen efecto estimulante, tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres segregan hormonas masculinas en sus glándulas suprarrenales y en los ovarios. La testosterona (masculina) es la sustancia precursora de la estrona (femenina).

Las hormonas femeninas no tienen efectos claros sobre el deseo sexual.
Los hombres castrados, si antes eran heterosexuales, siguen siéndolo después de la castración. Los eunucos de los harenes, a pesar de haber sufrido la emasculación completa (les cortaban los testículos y el pene) pueden tener relaciones sexuales (a base de caricias) con mujeres, y muchos de ellos, la mayoría, son heterosexuales aún en ausencia de hormona masculina.

A veces se propone castrar a los violadores de niñas (lo proponen ellos mismos en alguna que otra ocasión) para evitar males. Lo cierto es que no resulta una solución brillante. Pueden seguir con sus ataques a pesar de la castración. Quizá se les debería inhabilitar, además de los testículos y el pene, la lengua, los brazos y las piernas... y ni aun así recomendaríamos dejar una hija nuestra en sus proximidades.

Las drogas ¿afectan la sexualidad?
Muchas de ellas sí. La mayor parte de sustancias, desgraciadamente, inhiben más que incrementan la excitación erótica:

·         Alcohol, barbituricos, hipnóticos, tranquilizantes: En general son depresores del cerebro, por lo que inhiben el comportamiento sexual. A dosis relativamente bajas (o en personas muy "colgadas" que se acostumbran progresivamente a dosis más altas) pueden crear un estado de atontamiento y desinhibición, que desata más sus instintos durante un tiempo limitado. Si las dosis aumentan, la gente se duerme.

·         Marihuana y similares. Alucinógenos tipo LSD ("tripis"): Depende de cada cual, y de su forma de percibir la experiencia alucinatoria. No son estimulantes sexuales de por sí.

·         Excitantes, anfetaminas ("speed"), éxtasis, cocaína: Son estimulantes cerebrales. Si la persona, bajo sus efectos, mantiene conductas sexuales, las vive con mayor excitación ( igual que está más excitada si, bajo sus efectos, conduce, baila o hace footing). A pesar del predicamento que tiene el "éxtasis" como droga afrodisíaca, lo cierto es que se trata, simplemente, de un excitante de todo el sistema nervioso, y sumamente peligroso (como todas las sustancias de ese grupo).

·         "Afrodisíacos": Nitrito de amilo (en esprays), cantárida (en polvo o en líquido). Se venden en algunos sex-shops, a pesar de ser sustancias muy peligrosas. Su acción es la de dilatar los vasos sanguíneos o la de irritar el pene, con lo que podrían favorecer la erección. No son estimulantes sexuales, digan lo que digan los prospectos. De vez en cuando, algún usuario del nitrito de amilo, que inhala el espray durante el orgasmo, culmina el acto con un gallardo infarto de miocardio que le deja seco en el sitio, no siempre en posición airosa. Afrodisíacos, lo que se dice afrodisíacos, no hay. El gin-seng, por ejemplo, no es más excitante sexual que la tila. El mejor afrodisíaco, al fin y al cabo, es estar enamorado.

·         Medicamentos: Algunos de ellos inhiben la excitación. Muchos antidepresivos entran en este grupo. De todas formas, quien sufre una depresión, grave o leve, ya suele estar más bien debilitado en cuanto a sexo. Hay medicamentos para la presión arterial que dificultan la erección o que quitan las ganas. Lo mismo cabe decir de los tranquilizantes. Lo prudente en estos casos, es consultar al médico.

¿Cuáles son los mejores métodos anticonceptivos?
El método anticonceptivo mejor es uno de los dos que propone el Vaticano: la abstinencia completa (100 % de éxitos). El peor, es el otro que propone el Vaticano: el método Ogino, que consiste en fornicar únicamente los días del ciclo en que la mujer es infértil (más del 50 % de fallos, algo así como tirar una moneda al aire).

Habida cuenta de que la abstinencia absoluta no es bien aceptada por todos, os daré una adaptación que se me ha ocurrido, y que es tan eficaz como aquélla. No creo que en el Vaticano lleguen a recomendarla (por ahora) pero, aparte de eficaz ,puede ser sumamente divertida: abstinencia absoluta, pero sólo del acto sexual (todo lo demás vale, y el orgasmo se coloca por encima de cualquier otra finalidad). Pueden aplicarla sin reservas los no creyentes.

¿Está de moda el llamado síndrome de inhibición del deseo sexual?
Depende de lo que usted considere que quiere decir "estar de moda". El síndrome de inhibición del deseo sexual (para abreviar lo llamaremos SIDS) es la consecuencia ineludible de cualquier situación de deterioro en las relaciones de la pareja. Cualquier problema entre los miembros de una pareja, acaba reflejándose en dificultades de entendimiento sexual. A la larga, si el sexo no resulta satisfactorio ni agradable, es probable que uno acabe desinteresándose.

A veces no es global, sino selectivo (SIDS relativo únicamente al cónyuge).

¿Siempre es fácil hablar acerca del sexo?
La verdad es que no siempre. En las reuniones preparatorias para las sucesivas cumbres Mundiales del SIDA, los delegados de ciertos países no están muy de acuerdo sobre lo que se puede o no decir sobre el sexo. Ya ven ustedes. Los problemas fundamentales surgen en países donde las leyes humanas y las divinas se confunden en una sola. Especialmente en los países islámicos. Es curioso que el Islam permita una actividad sexual, dentro del matrimonio, infinitamente más abierta que la que permite, por ejemplo, el cristianismo. El Islam (al menos en alguna de sus ramas) no solo permite el goce de la mujer, sino que lo exige como una obligación para el marido. Reconocela expresión clara de sus necesidades sexuales y la práctica del sexo como goce (no necesariamente como procreación).

Pero, fuera del matrimonio, no permite nada. No digamos en cuanto a las actividades homosexuales. El temor, en estos países, es que si se plantean campañas dedicadas a los jóvenes y sus actividades prematrimoniales, se les den ideas acerca de conductas estrictamente prohibidas por sus leyes. Otros problemas surgen, ya no por particularidades religiosas o legales, sino de tipo cultural. Los países africanos tienen un mosaico de culturas, religiones y costumbres, algunas de las cuales resultan muy delicadas en cuanto a la prevención de las enfermedades de transmisión sexual.

Hacia 2001 estuvimos en Sudáfrica y pudimos entender, en parte, tal tipo de problemas. Entre la población negra, por ejemplo, existe la creencia de que ningún acto sexual es completo si el semen no se introduce en el cuerpo de la mujer. La idea de usar preservativo les repugna, no solamente porque quita placer, sino porque atenta contra la idea básica del acto sexual. Esta idea se mantiene cuando las relaciones se realizan con prostitutas.

En las zonas mineras del país, trabajan gran cantidad de obreros de color, que viven unos 11 meses al año en los poblados mineros. Una vez a la semana, la compañía minera se encarga de llevar prostitutas al poblado, en camiones fletados desde los países vecinos. Las cifras de infección por SIDA están seguramente falseadas a la baja, pero se habla de un 50%. Probablemente sea más, por la gran dificultad de realizar los estudios epidemiológicos, y por la escasa sinceridad de los gobiernos para aceptar sus números reales. Los mineros pagan fuertes sumas para mantener relaciones sin preservativo, y las prostitutas aceptan, por dinero y por ignorancia. Un mes al año, los mineros vuelven a sus aldeas. Como primera provisión, contagian a sus esposas. En muchas de las culturas indígenas están permitidas, o al menos, toleradas, las relaciones extramaritales con mutuo consentimiento. Tener muchas relaciones puede ser fuente de prestigio.

Una superstición dramática de muchos países africanos es la siguiente: es posible evitar, o curar, el SIDA y otras enfermedades manteniendo relaciones con una chica virgen. Esto crea una desaforada búsqueda de chicas vírgenes, sin importar ni la edad, ni los lazos de familia. Hijas, hermanas, sobrinas, incluso de dos o tres años, son penetradas por los adultos con el consiguiente trauma físico y psicológico. Con la infección del SIDA muchas de las veces.

No vayan a creer que eso sucede solamente en los puebluchos recónditos de las montañas. También en las ciudades se da este tipo de violación familiar, incluso entre familias que, por su nivel económico, cabría suponer con mejores conocimientos culturales. Recuerdo un documental maravilloso acerca de los métodos de propaganda antisida en Sudáfrica, realizado por una cadena de TV inglesa. La locutora estaba hablando con el Ministro de la Salud, de raza negra, acerca de la necesidad de emplear preservativo en las relaciones. El Sr. Ministro, paternalista, decía: “Siempre, siempre, hay que usar preservativo”. “¿Incluso con la propia esposa?” recalcaba la periodista. “Incluso con la propia esposa” aseguraba, plácido el ministro. “¿Usted lo emplea con su esposa?” Soltó la periodista. Instantes de estupor. No sé como expresar que el ministro negro estaba pálido, pero lo estaba.

Mirando al frente con la mirada perdida y sin soltar palabra mientras empezaba a sudar. La periodista se dio cuenta de la metedura de pata y quiso arreglarlo: “Es importante que conteste, señor ministro, tiene que dar ejemplo”. El ministro dijo: “Ah... sí, claro, también con mi propia esposa”. Sospecho que no lo creyeron ni sus paniaguados.

Otro problema cultural es la valoración del tiempo. Andrew Natsios, el director de Usaid, la agencia estadounidense para el desarrollo aseguró que la lucha contra el Sida debía centrarse en la prevención, en vez de gastarse en antirretrovirales para los enfermos, especialmente en África, porque 'muchos africanos no saben lo que significa la administración del tiempo, a la manera de los occidentales.

Hay que tomar estas medicinas a ciertas horas del día y la mayoría no tienen ni relojes. No entienden lo que significa cierta hora de la tarde, sólo saben distinguir entre mañana, tarde y noche'. No solamente no saben hablar de sexo. No saben ni la hora que es. Pero si las medidas de prevención, entre los africanos, chocan con los tabúes y mitos que antes comentábamos, apañados estamos.

Una de las grandes metas de las cumbres mundiales contra el SIDA es evitar la marginación de los enfermos y las discriminaciones laborales. ¡Bellas palabras! El borrador de declaración de 2001 proponía que para el 2005 se debían aplicar 'estrategias para ayudar a la mujer a ejercer control sobre su sexualidad y adoptar sus propias decisiones a fin de protegerse de la infección'. Se tenían que distribuir 6.000 millones de condones y financiar programas específicos para los grupos con conductas de riesgo: homosexuales, prostitutas y drogadictos.

Temas muy peliagudos para hablarlos en países donde la sexualidad de la mujer, fuera del matrimonio, no existe oficialmente, lo mismo que la prostitución o la homosexualidad. Y como, oficialmente, no existe, de ello no se puede hablar. El gran temor de muchos países del tercer mundo es que las medidas antisida no deben convertirse en una oportunidad para que ciertas fuerzas del mundo occidental influyan en áreas donde existen sensibilidades culturales, ideológicas y éticas distintas de las occidentales.

El gran drama es que, a pesar de las sensibilidades culturales, éticas e ideológicas, en estos países el problema del SIDA avanza con mucha mayor velocidad que en el pervertido mundo occidental, donde sí que podemos hablar de sexo

 HOLISTICA Y TERAPIAS ALTERNATIVAS, S.C.

 

PERCEPCIONES CORRECTAS O NO?


Cómo pensar para sentirse mejor

La manera en cómo percibimos determina nuestra realidad

La realidad de cada persona está compuesta por la conjunción de los hechos objetivos que nos acontecen y de la interpretación subjetiva de estos mismos. Alrededor nuestro ocurren constantemente sucesos, pero estos acontecimientos no significan nada hasta que nosotros los analizamos y les damos un valor. En su base, los hechos son universales, irrefutables y neutros, simplemente suceden, son así y ya está. Cuando los percibimos, los interpretamos y emitimos una respuesta emocional, dándoles un significado totalmente subjetivo, pasan a formar parte de nuestra realidad.
Esto significa que, independientemente de lo que ocurra a nuestro alrededor (aquello que no depende de nosotros), somos los responsables de decidir cómo nos lo tomamos. Imaginaros que la realidad es algo totalmente ajeno y que dependiendo de las gafas que llevemos, la veremos más clara o más negra. Somos nosotros los que decidimos qué gafas llevar y, por lo tanto, qué visión de la realidad queremos tener. Si nuestra tendencia es ser pesimistas, negativos y catastrofistas, nuestro pensamiento analizará los hechos de esta forma y se traducirá en respuestas emocionales tóxicas y perjudiciales. Por consiguiente, pasaremos la mayor parte de nuestra vida sintiéndonos tristes, angustiados, desesperanzados, enfadados y lo peor de todo es que lo haremos porque así lo hemos decidido.

Sentir en la justa medida
Evidentemente, no estoy diciendo que pase lo que pase lo vamos a afrontar todo con alegría y buena cara. Si una persona amada fallece, forzosamente pasaremos por un periodo de duelo, de la misma forma que si nuestra pareja nos deja nos sentiremos tristes (o no). Sólo digo que debemos analizar los hechos y por lo tanto, sentir en consecuencia, pero todo ello en su justa medida, ni más ni menos, al menos, tenemos que trabajar para ello. Lo que no puede ser es que suframos más de lo necesario por lo que nos sucede. Para mí, significa sufrir gratis, habitualmente, porque nos dejamos llevar en demasía por líneas de pensamiento erróneas, distorsionadas y muy dañinas. Ya es hora de que nos demos cuenta de que nuestra manera de pensar, hablar y actuar depende de nosotros y dependiendo de cómo lo hagamos, nos amargaremos la vida o la disfrutaremos.

 Pensamientos tóxicos
Así es, los pensamientos pueden ser muy nocivos, por lo tanto no es para tomárselo a la ligera. Si constantemente pensamos que no valemos para nada, al final nos lo creeremos. Nuestra autoestima irá disminuyendo. Les diremos a los demás que no podemos hacer las cosas bien, que fracasamos en todo, y al decirlo en voz alta aún nos lo creeremos más, y peor y más inseguros nos sentiremos. Actuaremos en consecuencia, con miedo y desconfianza y continuaremos demostrando a nuestro entorno y a nosotros mismos que realmente somos unos inútiles. Es como una bola de nieve que cae por una montaña, cada vez se hace más grande y más difícil de parar, hasta que se convierte en una avalancha.

Puede parecer absurdo y, seguro que muchos de vosotros pensaréis que este planteamiento es una locura. Personalmente, lo considero tranquilizador y liberador, pues no siento que estoy a merced del entorno, sino que paso a ser sujeto activo y decisivo para mi bienestar personal. Tenemos la última palabra en lo que se refiere a nuestra felicidad, independientemente de lo que nos suceda.

La Psicología Cognitiva
Esta idea es la base de la psicología cognitiva: sucede un hecho, la persona lo interpreta con el pensamiento y finalmente emite una respuesta. Lo esquematiza de la siguiente manera:

HECHOS --> PERSONA --> RESPUESTA

Los hechos no los podemos cambiar, y una vez aparece la respuesta emocional, es difícil de controlar. Lo que sí podemos modificar es nuestra manera de pensar e interpretar, la cual determinará nuestra respuesta posterior.
De acuerdo, y ¿Cómo lo hacemos para interpretar las cosas de forma positiva? ¿Cómo podemos gozar de una buena realidad subjetiva y así sentirnos mejor?

Pues tenemos que aprender a pensar de otra manera, lo que en psicoterapia cognitiva se llama “reconstrucción cognitiva” o “Reprogramación Subliminal”. Una buena forma de aprenderlo es acudiendo a un psicólogo, el cual debe enseñarnos una serie de conceptos y aprendizajes para desarrollar herramientas psicológicas suficientes que nos ayuden a ser más felices. Según lo veo yo, igual que algunos asisten a clases de inglés para aprender el idioma, uno puede ir al psicólogo para aprender a pensar de forma adaptativa.
Algunas de estas herramientas, son muy útiles, fáciles de entender y de llevar a cabo, aunque requieren práctica y constancia. Igual que un jugador de futbol entrena cada día para ser mejor, si uno quiere cambiar algo de su personalidad también tiene que trabajar duro, pero os aseguro que al final se obtienen resultados.

Seguro que muchos de vosotros habéis oído hablar de las “ideas irracionales” de Albert Ellis o de las “distorsiones cognitivas” de Aaron T. Beck. Estos conceptos, cada vez más conocidos en nuestra sociedad, y que revolucionaron la psicología de su época, fueron planteados por estos dos psicólogos cognitivos a mediados del siglo veinte.

Para aquellos que no están familiarizados con su significado, son un conjunto de creencias erróneas que agrupamos las personas. Nos llevan a pensar de forma distorsionada y, como consecuencia, a sentir emociones negativas que pueden desembocar en sentimientos de culpabilidad, baja autoestima, ansiedad, y, en general, a ser menos felices.

Estas creencias falsas se basan en pensamientos automáticos (Mckay, 1981) que hemos aprendido, en su mayor parte, durante nuestra infancia y adolescencia (período de nuestra vida dónde se están formando las bases de nuestra personalidad).

Son absolutamente irracionales, pues si los analizamos, nos damos cuenta que no se basan en fundamentos lógicos ni científicos. Acostumbramos a pensar que son ciertos, de manera que los creemos sin cuestionarlos ni dudar de ellos. Son mensajes muy específicos que desembocan reiteradamente y de forma automática en nuestro pensamiento, por lo tanto, son muy difíciles de controlar. Acostumbran a dramatizar nuestras experiencias y a ofrecer una interpretación limitada e improbable de la realidad.

Hay varios tipos de distorsiones cognitivas. Una clasificación posible es la siguiente, aunque hay muchas más:

- Pensamiento polarizado: Presentar la realidad en términos de “bueno” o “malo”, “blanco” o “negro”, olvidándonos de los grados intermedios.

- Sobre generalización: Coger un caso concreto y aislado y generalizarlo para todo lo demás.

- Filtraje o abstracción selectiva: Mirar la realidad a través de “visión de túnel”, centrándonos en aquellos aspectos negativos y excluyendo el resto de información.

- Interpretación del pensamiento: Interpretar los pensamientos, intenciones o sentimientos de otra persona sin tener una base sólida para ello.

- Visión catastrófica: Adelantar acontecimientos de forma negativa, pesimista y catastrófica sin base lógica y demostrable.

- Personalización: Interpretar las acciones de los otros hacia uno mismo como si estos siempre fueran dirigidos hacia él.

- Falacia de justicia: Valorar como algo injusto y de forma rígida todo aquello que no coincide con nuestra forma de pensar, sin valorar opciones alternativas

- Falacia de control: Pensar que uno debe controlar todo y ser extremamente responsable o, al contrario, pensar que no controla absolutamente nada.

- Falacia de cambio: Consiste en pensar que la felicidad de uno mismo depende de los cambios externos, sin responsabilizarse.

- Razonamiento emocional: Creer ciegamente que lo que uno siente es cierto, dejando de lado los argumentos racionales.

- Etiquetas globales: Consiste en asignar etiquetas generalizadoras a las cosas o personas en términos absolutos y con tendencia a emitir juicios de valor.

- Culpabilidad: Culpar a los demás de forma persistente de los problemas de uno mismo o tener la tendencia a culpabilizarse constantemente por todo lo que sucede.

- Los deberías: Concentrarse de forma rígida en cómo deberían de ser las cosas en lugar de verlas como realmente son.

- Falacia de razón: Creer que uno mismo es poseedor de la verdad absoluta sin tolerar opiniones contrarias.

- Falacia de recompensa divina: Pensar que los problemas se solucionaran de forma mágica.

Algunos ejemplos
Un ponente está dando una conferencia delante de un grupo numeroso de personas. Justo en la primera fila, hay una chica que hace una mueca, como un bostezo. El ponente empieza a ponerse nervioso pensando que a la chica no le interesa lo más mínimo lo que él está contando. Se siente inseguro porque lo más probable es que él lo esté haciendo mal, demasiado aburrido. Ahora ya está sudando y se le empiezan a entrecortar las palabras. Cada vez siente que lo hace peor.

La realidad del caso es que la chica quizás no ha bostezado. También es posible que sólo haya pasado una mala noche. A lo mejor, tan solo no le interesa el tema. Incluso, en el peor de los casos puede ser que realmente piense que el ponente no lo hace bien, pero, ¿qué hay del resto de la sala?.

Una chica ha quedado con su novio en un restaurante. él empieza a retrasarse y la chica siente como le comienzan a invadir los nervios. Está pensando que quizás ha tenido un accidente. Lo llama por teléfono y no le responde. Cada vez está más preocupada y empieza a sentirse muy angustiada. ¿Y si le ha pasado algo grave? Quizás lo han atropellado...¡sin él no puedo vivir! Veinte minutos después de la hora que habían quedado, el chico llega a la cita excusándose por el retraso. Su jefe le ha tenido más rato en la oficina y el móvil lo tenía en silencio.
Hoy es el cumpleaños de María y sus amigos la han estado llamando todo el día para felicitarla. Pero su mejor amiga aún no lo ha hecho. ¿Cómo se le puede haber olvidado? Se empieza a enfadar, pensando que no hay derecho. Con todo lo que hace por ella y su amiga parece que no la valora. Sus pensamientos van de mal en peor y cuando está llegando a su casa, decide que ya no quiere volver a verla porque no se lo merece. Cuando abre la puerta, aparece su amiga con todo el grupo. Le han preparado una fiesta sorpresa.

Miguel acaba de salir de un examen. Está pensando que lo ha hecho todo al revés. Seguro que suspende ya que todo lo hace mal. Realmente es un inútil, nunca le salen las cosas bien. Empieza a deprimirse, si continua así será un total fracasado.

Dos semanas después, sale la nota del examen y ha sacado un notable, pero durante todo este tiempo, ha estado triste y angustiado, pensando que su vida ya no tenía sentido.

¿Cómo combatimos estos pensamientos?
Bueno, la respuesta es sencilla, aunque llevarlo a la práctica requiere tiempo, paciencia y dedicación. Debemos aprender a pensar de otra manera, basándonos en la lógica y en argumentos racionales y científicos.

Es importante plantearnos las posibilidades y probabilidades de que lo que estamos pensando sea cierto. Pensemos en todas las opciones, normalmente hay muchas. Decidamos no escoger una al azar y darla por verdadera. Cuestionémonos nuestras ideas preconcebidas y nuestras líneas de razonamiento automáticas. Utilicemos la estadística y la probabilidad: ¿qué porcentaje de veces ha ocurrido esto antes? ¿Es probable que esta sea la única respuesta posible?

Primero, debemos aprender a detectar este tipo de pensamientos automáticos, por ejemplo, alguien que piensa que los demás le miran por la calle. Tiene un poco de sobrepeso y la autoestima baja. Es inseguro y le importa demasiado lo que los demás piensen de él. Mi consejo sería: ¿Realmente crees que las demás personas no tienen nada mejor que hacer que observarte y hablar de ti? Realmente, no eres tan importante. La gente tiene sus asuntos, no se va fijando en cómo eres o lo que haces. ¿Estás seguro de que te miran a ti? Quizás estás tan preocupado por tu aspecto que llegas a distorsionar las cosas.
Otro ejemplo: Alguien que va a subir a un avión y empieza a sentirse ansioso. ¿Y si el avión se estrella?

¡Cuidado! ¿Qué probabilidad hay de que eso pase? la estadística dice que es más probable morir del tabaco, de un accidente de coche o incluso de un infarto.

Resumiendo, cuando empecemos a sentirnos mal por algo, analicemos lo que está pasando porque quizás es una de estas malditas distorsiones.

Una vez las aprendamos a identificar, debemos entrenar a nuestro pensamiento a escoger caminos diferentes. De esta manera, nuestras respuestas emocionales serán menos perjudiciales y se ajustarán mejor a la realidad. Un ejercicio que podemos realizar para practicar es el siguiente:

Cogemos una hoja de papel y cada vez que nos encontremos delante de un pensamiento irracional escribimos respuesta a las siguientes preguntas:

·         ¿Cuáles son los hechos? Ejemplo: Le he pedido un favor a un amigo y me ha dicho que no.

·         ¿Qué pienso? Ejemplo: Me ha dicho que no porque está enfadado conmigo.

·         ¿Qué siento? Ejemplo: Me pongo triste y angustiada.

·         ¿Qué hago? Ejemplo: Empiezo a llorar desconsoladamente.

·         Refutación (volver otra vez a los hechos y replantearme la situación). Ejemplo: Lo único que sé es que le he pedido un favor a mi amigo y me ha dicho que no. Quizás no podía o tenía otros planes. A lo mejor, simplemente no le apetece, pero tiene derecho a ello. Que esta vez me haya dicho que no, no significa que esté enfadado. Lo mejor que puedo hacer si tengo dudas al respecto es preguntar.

Algunas veces, los ejercicios y razonamientos de este tipo no acaban de funcionar. En estos casos, es recomendable trabajar las distorsiones a nivel emocional, pues seguramente hay aspectos más profundos implicados y que necesitan ser desbloqueados. En estas situaciones en las que el razonamiento se queda corto para combatir las distorsiones cognitivas, el trabajo del psicólogo debe centrase en las emociones asociadas. El proceso se hace más complejo pues implica aspectos ambientales y experiencias pasadas y el enfoque debe ser más humanista y/o constructivista.

Finalmente, En los casos en que nosotros mismos lo percibamos asi, la ayuda terapéutica de un asesor, sicologo o guía emocional, puede ser una opción sumamente valiosa para poder contar con herramientas y medios de salir adelante con nuestros pensamientos negativos o poco positivos. No nos de miedo admitir lo que nos pasa y que hay alguien mas que puede ayudarnos.

HOLISTICA Y TERAPIAS ALTERNATIVAS, S.C.