¿A qué edad se
empieza a practicar el sexo?
Depende de las características de la sociedad en
que uno se mueva, y de su entorno personal. El "juego sexual" en
niños suele aparecer alrededor de los cinco años, y hacia los once, casi la
mitad de niñas y niños han tenido alguna experiencia en jugar a médicos, o a
papás y mamás.
Las relaciones de pareja, con o sin penetración,
empiezan cada vez a más temprana edad. Conviene aleccionar a los jóvenes a
partir de los 13 - 14 años, para evitar sorpresas desagradables.
¿Cuál es la
frecuencia adecuada?
La que marque la edad y las ganas de cada cual. Las
mujeres suelen quedar satisfechas con uno o dos orgasmos semanales, en tanto
que muchos varones suspiran por más de tres. No hay reglas. Desde un orgasmo o
más al día, hasta dos o tres al año, pueden ser suficientes si el protagonista
así lo considera.
La edad en que el hombre es más potente, y consigue
el máximo de orgasmos, viene a estar entre los 15 y los 25 años. Las mujeres
empiezan y acaban más tarde: la plenitud de vida sexual en mujeres se
acrecienta entre los 35 y los 50 años. Esa es la edad en que las mujeres pueden
buscar amantes jóvenes, que encajan mejor con sus renovados arrebatos. En
cambio, los hombres de más de 40 años (no digamos de más de 50 y de 60) buscan
amantes más jovencitas, que encajarán mejor con su incipiente decrepitud en
cuanto a ganas de jaleo (aparte de resultar más vistosas como signos de
prestigio social).
¿Es fácil el
orgasmo simultáneo?
No es fácil, y resulta bastante engorroso. Se
convierte la relación sexual en una especie de competición gimnástica.
Es posible que haya parejas que sincronicen
perfectamente sus orgasmos. Hay gente para todo. Pero en la mayor parte de las
parejas resulta un modo de exigencia que puede causar más preocupación que otra
cosa.
Tenga cada cual su orgasmo, antes o después, y aquí
paz y después gloria.
¿Qué debo hacer
si solamente tengo orgasmos cuando me acarician, o me acaricio, el clítoris?
Como dice Pierre Louys en el "Manual de educación
para señoritas", dar gracias a Dios por haberlo creado.
No eres extraña ni anormal si solamente tienes
orgasmos acariciando el clítoris (o cualquier aposento de la plataforma
orgásmica). Para esto están.
Pero el acto
sexual es lo más normal, ¿o no?
Digamos que es lo que tiene mejor marketing. Pero,
en el fondo, es más difícil para la mujer tener orgasmos con el acto sexual que
con cualquier otra fórmula. Y más cansado. Y de más riesgo.
El preservativo
me quita placer
A ti, y a mucha gente. Pero es imprescindible
cuando se quieren evitar riesgos. Resignación.
Una alternativa: practicar el peeting (sin
contactos bucogenitales si lo que se trata es de evitar riesgos de contagio) y
la masturbación mutua.
¿Son adecuados
los contactos bucogenitales, el sexo oral?
Si la gente se lava bien antes, y no hay riesgo de
contagio en cuanto a enfermedades, no hay nada en contra. Hay personas que lo
consideran divertido. Otros, una cochinería. Las parejas deben negociar estos
contactos, y adaptarse con el máximo respeto a las ideas del otro.
¿La edad es
importante?
Sobre todo en el varón, pues con la edad aumenta el
periodo refractario. Un joven de veinte años puede tener varios orgasmos en un
día, con toda tranquilidad. El periodo refractario no excede algunos minutos. A
los sesenta años...puede durar varios días. Hay muchas diferencias
individuales.
Lo importante es mantener una actividad sexual
continuada, adaptada a los deseos de ambos miembros de la pareja.
¿Y la
menopausia?
No debería ser impedimento. La excitación sexual de
la mujer no depende de la secreción de hormonas femeninas, sino de aspectos
psicológicos. En algunas mujeres la menopausia añade tranquilidad (ya no existe
riesgo de embarazo). En otras,significa una frustración porque creen que "dejan
de ser mujeres". Ello es debido a la sobrevaloración del papel de
"maternidad" aplicado a las mujeres en ciertos ambientes sociales.
Cuando las niñas tienen la regla se les dice "ya eres mujer" (antes
¿qué eran?). Cuando la regla les abandona pueden pensar que su papel se
devalúa.
¿Y en la tercera
edad?
Más de lo mismo. La mujer no pierde capacidad para
tener orgasmos, y nunca, nunca, tiene periodo refractario. El hombre disminuye
la frecuencia de sus orgasmos, y también percibe que necesita más tiempo para conseguir
erecciones, o que estas no son tan llamativas, o que tarda más en eyacular, o
que acaba más cansado. Se trata de tener en cuenta estas variaciones,
aceptarlas, y actuar en consecuencia.
¿Cuál es el papel de las hormonas?
Las hormonas juegan un papel, aunque no tan
preponderante como en los animales. Las hormonas masculinas tienen efecto
estimulante, tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres segregan hormonas
masculinas en sus glándulas suprarrenales y en los ovarios. La testosterona
(masculina) es la sustancia precursora de la estrona (femenina).
Las hormonas femeninas no tienen efectos claros
sobre el deseo sexual.
Los hombres castrados, si antes eran
heterosexuales, siguen siéndolo después de la castración. Los eunucos de los
harenes, a pesar de haber sufrido la emasculación completa (les cortaban los
testículos y el pene) pueden tener relaciones sexuales (a base de caricias) con
mujeres, y muchos de ellos, la mayoría, son heterosexuales aún en ausencia de
hormona masculina.
A veces se propone castrar a los violadores de
niñas (lo proponen ellos mismos en alguna que otra ocasión) para evitar males.
Lo cierto es que no resulta una solución brillante. Pueden seguir con sus
ataques a pesar de la castración. Quizá se les debería inhabilitar, además de
los testículos y el pene, la lengua, los brazos y las piernas... y ni aun así
recomendaríamos dejar una hija nuestra en sus proximidades.
Las drogas
¿afectan la sexualidad?
Muchas de ellas sí. La mayor parte de sustancias,
desgraciadamente, inhiben más que incrementan la excitación erótica:
·
Alcohol, barbituricos, hipnóticos, tranquilizantes: En general son depresores del cerebro, por lo que
inhiben el comportamiento sexual. A dosis relativamente bajas (o en personas
muy "colgadas" que se acostumbran progresivamente a dosis más altas)
pueden crear un estado de atontamiento y desinhibición, que desata más sus
instintos durante un tiempo limitado. Si las dosis aumentan, la gente se
duerme.
·
Marihuana y similares. Alucinógenos tipo LSD
("tripis"): Depende de cada
cual, y de su forma de percibir la experiencia alucinatoria. No son
estimulantes sexuales de por sí.
·
Excitantes, anfetaminas ("speed"),
éxtasis, cocaína: Son
estimulantes cerebrales. Si la persona, bajo sus efectos, mantiene conductas
sexuales, las vive con mayor excitación ( igual que está más excitada si, bajo
sus efectos, conduce, baila o hace footing). A pesar del predicamento que tiene
el "éxtasis" como droga afrodisíaca, lo cierto es que se trata,
simplemente, de un excitante de todo el sistema nervioso, y sumamente peligroso
(como todas las sustancias de ese grupo).
·
"Afrodisíacos": Nitrito de amilo (en esprays), cantárida (en
polvo o en líquido). Se venden en algunos sex-shops, a pesar de ser sustancias
muy peligrosas. Su acción es la de dilatar los vasos sanguíneos o la de irritar
el pene, con lo que podrían favorecer la erección. No son estimulantes
sexuales, digan lo que digan los prospectos. De vez en cuando, algún usuario
del nitrito de amilo, que inhala el espray durante el orgasmo, culmina el acto
con un gallardo infarto de miocardio que le deja seco en el sitio, no siempre
en posición airosa. Afrodisíacos, lo que se dice afrodisíacos, no hay. El
gin-seng, por ejemplo, no es más excitante sexual que la tila. El mejor
afrodisíaco, al fin y al cabo, es estar enamorado.
·
Medicamentos: Algunos de ellos inhiben la excitación. Muchos
antidepresivos entran en este grupo. De todas formas, quien sufre una
depresión, grave o leve, ya suele estar más bien debilitado en cuanto a sexo.
Hay medicamentos para la presión arterial que dificultan la erección o que
quitan las ganas. Lo mismo cabe decir de los tranquilizantes. Lo prudente en
estos casos, es consultar al médico.
¿Cuáles son los
mejores métodos anticonceptivos?
El método anticonceptivo mejor es uno de los dos
que propone el Vaticano: la abstinencia completa (100 % de éxitos). El peor, es
el otro que propone el Vaticano: el método Ogino, que consiste en fornicar
únicamente los días del ciclo en que la mujer es infértil (más del 50 % de
fallos, algo así como tirar una moneda al aire).
Habida cuenta de que la abstinencia absoluta no es
bien aceptada por todos, os daré una adaptación que se me ha ocurrido, y que es
tan eficaz como aquélla. No creo que en el Vaticano lleguen a recomendarla (por
ahora) pero, aparte de eficaz ,puede ser sumamente divertida: abstinencia
absoluta, pero sólo del acto sexual (todo lo demás vale, y el orgasmo se coloca
por encima de cualquier otra finalidad). Pueden aplicarla sin reservas los no
creyentes.
¿Está de moda el
llamado síndrome de inhibición del deseo sexual?
Depende de lo que usted considere que quiere decir
"estar de moda". El síndrome de inhibición del deseo sexual (para
abreviar lo llamaremos SIDS) es la consecuencia ineludible de cualquier
situación de deterioro en las relaciones de la pareja. Cualquier problema entre
los miembros de una pareja, acaba reflejándose en dificultades de entendimiento
sexual. A la larga, si el sexo no resulta satisfactorio ni agradable, es
probable que uno acabe desinteresándose.
A veces no es global, sino selectivo (SIDS relativo
únicamente al cónyuge).
¿Siempre es
fácil hablar acerca del sexo?
La verdad es que no siempre. En las reuniones
preparatorias para las sucesivas cumbres Mundiales del SIDA, los delegados de
ciertos países no están muy de acuerdo sobre lo que se puede o no decir sobre
el sexo. Ya ven ustedes. Los problemas fundamentales surgen en países donde las
leyes humanas y las divinas se confunden en una sola. Especialmente en los
países islámicos. Es curioso que el Islam permita una actividad sexual, dentro
del matrimonio, infinitamente más abierta que la que permite, por ejemplo, el
cristianismo. El Islam (al menos en alguna de sus ramas) no solo permite el
goce de la mujer, sino que lo exige como una obligación para el marido.
Reconocela expresión clara de sus necesidades sexuales y la práctica del sexo
como goce (no necesariamente como procreación).
Pero, fuera del matrimonio, no permite nada. No
digamos en cuanto a las actividades homosexuales. El temor, en estos países, es
que si se plantean campañas dedicadas a los jóvenes y sus actividades
prematrimoniales, se les den ideas acerca de conductas estrictamente prohibidas
por sus leyes. Otros problemas surgen, ya no por particularidades religiosas o
legales, sino de tipo cultural. Los países africanos tienen un mosaico de
culturas, religiones y costumbres, algunas de las cuales resultan muy delicadas
en cuanto a la prevención de las enfermedades de transmisión sexual.
Hacia 2001 estuvimos en Sudáfrica y pudimos
entender, en parte, tal tipo de problemas. Entre la población negra, por
ejemplo, existe la creencia de que ningún acto sexual es completo si el semen
no se introduce en el cuerpo de la mujer. La idea de usar preservativo les
repugna, no solamente porque quita placer, sino porque atenta contra la idea
básica del acto sexual. Esta idea se mantiene cuando las relaciones se realizan
con prostitutas.
En las zonas mineras del país, trabajan gran
cantidad de obreros de color, que viven unos 11 meses al año en los poblados
mineros. Una vez a la semana, la compañía minera se encarga de llevar
prostitutas al poblado, en camiones fletados desde los países vecinos. Las
cifras de infección por SIDA están seguramente falseadas a la baja, pero se
habla de un 50%. Probablemente sea más, por la gran dificultad de realizar los
estudios epidemiológicos, y por la escasa sinceridad de los gobiernos para
aceptar sus números reales. Los mineros pagan fuertes sumas para mantener
relaciones sin preservativo, y las prostitutas aceptan, por dinero y por
ignorancia. Un mes al año, los mineros vuelven a sus aldeas. Como primera
provisión, contagian a sus esposas. En muchas de las culturas indígenas están
permitidas, o al menos, toleradas, las relaciones extramaritales con mutuo
consentimiento. Tener muchas relaciones puede ser fuente de prestigio.
Una superstición dramática de muchos países
africanos es la siguiente: es posible evitar, o curar, el SIDA y otras
enfermedades manteniendo relaciones con una chica virgen. Esto crea una desaforada búsqueda de chicas
vírgenes, sin importar ni la edad, ni los lazos de familia. Hijas, hermanas,
sobrinas, incluso de dos o tres años, son penetradas por los adultos con el
consiguiente trauma físico y psicológico. Con la infección del SIDA muchas de
las veces.
No vayan a creer que eso sucede solamente en los
puebluchos recónditos de las montañas. También en las ciudades se da este tipo
de violación familiar, incluso entre familias que, por su nivel económico,
cabría suponer con mejores conocimientos culturales. Recuerdo un documental
maravilloso acerca de los métodos de propaganda antisida en Sudáfrica,
realizado por una cadena de TV inglesa. La locutora estaba hablando con el
Ministro de la Salud, de raza negra, acerca de la necesidad de emplear
preservativo en las relaciones. El Sr. Ministro, paternalista, decía: “Siempre,
siempre, hay que usar preservativo”. “¿Incluso con la propia esposa?” recalcaba
la periodista. “Incluso con la propia esposa” aseguraba, plácido el ministro.
“¿Usted lo emplea con su esposa?” Soltó la periodista. Instantes de estupor. No
sé como expresar que el ministro negro estaba pálido, pero lo estaba.
Mirando al frente con la mirada perdida y sin
soltar palabra mientras empezaba a sudar. La periodista se dio cuenta de la
metedura de pata y quiso arreglarlo: “Es importante que conteste, señor
ministro, tiene que dar ejemplo”. El ministro dijo: “Ah... sí, claro, también
con mi propia esposa”. Sospecho que no lo creyeron ni sus paniaguados.
Otro problema cultural es la valoración del tiempo.
Andrew Natsios, el director de Usaid, la agencia estadounidense para el
desarrollo aseguró que la lucha contra el Sida debía centrarse en la
prevención, en vez de gastarse en antirretrovirales para los enfermos,
especialmente en África, porque 'muchos africanos no saben lo que significa la
administración del tiempo, a la manera de los occidentales.
Hay que tomar estas medicinas a ciertas horas del
día y la mayoría no tienen ni relojes. No entienden lo que significa cierta
hora de la tarde, sólo saben distinguir entre mañana, tarde y noche'. No solamente
no saben hablar de sexo. No saben ni la hora que es. Pero si las medidas de
prevención, entre los africanos, chocan con los tabúes y mitos que antes
comentábamos, apañados estamos.
Una de las grandes metas de las cumbres mundiales
contra el SIDA es evitar la marginación de los enfermos y las discriminaciones
laborales. ¡Bellas palabras! El borrador de declaración de 2001 proponía que
para el 2005 se debían aplicar 'estrategias para ayudar a la mujer a ejercer
control sobre su sexualidad y adoptar sus propias decisiones a fin de
protegerse de la infección'. Se tenían que distribuir 6.000 millones de
condones y financiar programas específicos para los grupos con conductas de
riesgo: homosexuales, prostitutas y drogadictos.
Temas muy peliagudos para hablarlos en países donde
la sexualidad de la mujer, fuera del matrimonio, no existe oficialmente, lo
mismo que la prostitución o la homosexualidad. Y como, oficialmente, no existe,
de ello no se puede hablar. El gran temor de muchos países del tercer mundo es
que las medidas antisida no deben convertirse en una oportunidad para que
ciertas fuerzas del mundo occidental influyan en áreas donde existen
sensibilidades culturales, ideológicas y éticas distintas de las occidentales.
El gran drama es que, a pesar de las sensibilidades
culturales, éticas e ideológicas, en estos países el problema del SIDA avanza
con mucha mayor velocidad que en el pervertido mundo occidental, donde sí que
podemos hablar de sexo
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